Coger trenes que transportan a otros mundos. Poner los destinos en las alturas y girar la mente a otras posibilidades. Pensar en grande y en voz alta. Mirar al frente, más allá de donde llueve a lo lejos. Allá donde llega la ilusión y los velos del agua que cae suave sólo refrescan y no tapan. Allá donde sólo existe el sí y el aire alimenta la dirección de la fuerza de mirar como si del dedo índice se tratase. Ese allá que está cerca. Tan cerca como tu propio latido.

Soñar. Creer. Crear.

© Román Reyes