Dicho y Hecho.

Dicho y Hecho. Las horas capicúas por Román Reyes«Érase una vez Dicho y Hecho. Dicho siempre decía que haría la cosa más grande y bella que nunca jamás se haya visto. Soñaba y soñaba, y siempre tenía excusas para encontrar un sueño más y más grande. Para ello necesitaba cada vez más saber, más y mejores materiales.

Hecho no decía nada, sólo escuchaba mientras construía su pequeña cosita, con lo mejor que podía encontrar. Siempre cogido en el momento.»

 

¿Dónde está el truco para activar la semilla de la plenitud? Sin duda, dentro de lo creativo y único que podamos crear en este mismo instante.

El potencial creativo es innato al ser humano porque lo lleva empleando desde la primera resolución de problema que se creó. Desde las primeras herramientas al móvil, todas son soluciones creativas a una ambición concreta. Antes de hacer se voló con la mente, pero el único hecho que marca es el que se dibuja. Por tanto:

Las cosas no son grandes por decir que lo son. Son cuando el foco no es el tamaño de la consecuencia sino la acción consecuente de la pasión.

Hay otras creaciones que no son tangibles pero sí visibles. Quiero traeros un ejemplo de una persona que voló estando en la tierra con su ejercicio olímpico. Él no se plantea nada. Simplemente va, no se deja halagar por el público, al contrario, se recarga de él y entra en simbiosis. Da un paso, otro… Disfruta el camino y BRILLA.

Esto es lo que pasa cada vez que el mundo de los que ven se para observando la belleza infinita de lo único. Alguien que da humildemente y con el único objetivo de sonreír por dentro, de acariciar lo que ama tras el esfuerzo de la repetición constante.

La entrada anterior se llama «Bailar sin negarse». Y qué mejor hilo conductor para el entendimiento profundo que una demostración al pie de la letra de esta actitud:

Os dejo con Jason Brown:

 

Jason algún día diría «yo quiero soñar sobre hielo». Pero lo grande fue cuando dio el primer paso. Y tras mil caídas, llego un día y brilló de la manera que hemos visto.

No sé vosotros. Yo he aplaudido delante de mi pantalla y algo se movió por dentro. Todo es posible. Vamos.

 

Dicho y Hecho. Las horas capicúas por Román Reyes

«Un día Dicho fue a visitar a Hecho.

– Necesito tu ayuda, haré una cosa bestial y preciosa. – decía.

Hecho le dijo que la única ayuda que le daría sería «un espejo en forma de puerta» y a la vez le dijo al oído:

– Amigo, la bestia preciosa la tienes dentro y no haces más que amputarle las piernas para engordarle los ojos. Coge este espejo y anda a través de él. Sólo si lo haces perderás el miedo a chocarte.«

Román Reyes

( Fotos by Elena Shumilova )