Limpiar cera, pulir cera.

Los maestros no son aquellos que dan respuestas si no aquellos que enseñan caminos.

Nuestra ansiedad por saber como seres humanos a veces nos juega malas pasadas frustrándonos al no obtener respuestas concretas. Sabemos que las mejores respuestas son más preguntas. Dentro de las preguntas, saber la dirección de estas es la clave. Hay que saber el camino que persiguen. Al querer obtener la respuesta rápida obviamos el camino del otro y nos minusvaloramos a nosotros mismos abogando por la comodidad imperante hoy en día de «no pensar». El camino es unipersonal e inválido para otro individuo. Y lo mejor de todo: al ser único y resultado de un proceso se convierte en bello. Por ello los logros fruto del trabajo saben mejor. Por ello los verdaderos maestros no dan respuestas.

Llegados a este punto somos conscientes del viaje. Un viaje que se hace todo el rato en el mismo presente, el mismo sobre el que estás leyendo estas líneas y que ya caducó cuando leíste la primera vez que mencioné «viaje».

Y dentro de este viaje de maestros, caminos y preguntas, has de saber que si tienes en cuenta esta definición de maestros en toda su plenitud, la vida cambia:

MAESTROS.

caminos y elecciones a preguntas. Las horas capicuas¿Y ahora por qué maestros aquí en grande? Cuando tomas este concepto liberas la palabra maestro y la puedes añadir universalmente. Al ser maestro todo aquel que enseña un camino resulta que, hasta el que te enseña un camino que no te gusta, te está mostrando inconscientemente el polo opuesto. Hablando más claro:

Hasta el que te daña te hace sabio

Esa persona es un maestro más, está mostrándote un camino y en consecuencia su opuesto. En la elección de cuál quieres tomar estás tú. En ese momento estás preguntándote de nuevo, por lo tanto ya estás andando. Como podrían decir en alguna aclamada peli: bienvenido al presente.

Sólo añadir algo muy importante; a veces la dirección se compone de otras que pueden ir aparentemente en sentidos opuestos. De hecho casi siempre es así. Cuando hablo de dirección hablo de deseo. Pero quizás lo que desees necesita unos caminos aparentemente ilógicos y contrarios. Un camino donde equivocarse siempre es un punto nuevo a tu favor, otro check en tu lista, otros dos caminos que te llevas en la cesta (el original y el opuesto).

Dar cera, pulir cera. Las horas capicuasHace unos días escribí esto:

Cuando no piensas en la idea es cuando llama a la puerta. Con un poco de suerte viene hasta con amigas.

Y creo que es extrapolable a todo. Hasta en el amor, para encontrarlo seguramente no haya que buscarlo. Seguramente baste con preocuparte por vivir ahora, vivir más e intensamente, ocupar tu dirección con las decisiones dadas de las preguntas constantes.

Y… ¿Por qué todo esto se titula limpiar cera, pulir cera? Porque precisamente esa frase habla de eso: hacer algo que no tiene nada que ver con el deseo para comprenderlo después y conquistarlo entonces.

Felices conquistas.

© Román Reyes