La cueva de la vida

La vida es bella y bella en sus recovecos. Aquellos que a veces deslumbran con el ansia de la miel guardada -como bello tesoro- y anuncian que -aunque la cueva sea oscura- deslumbran luces ámbar y amarillas. Y algunas formas de cristales preciosos, que vistos con la luz adecuada muestran con aire de objetivismo las formas más puras que la tierra pudo haber dado. Ante la incredulidad de muchos, se encuentra el mayor museo de sueños perdidos: la cueva de la vida y los colores escondidos de los porqués de merecer la pena.

© Román Reyes